top of page
  • Foto del escritorAriana Malaga

Sobre la "normalidad"

-Te juro que estoy bien. No te estoy metiendo la rata, no seas estúpido. O sea, un toque ebrio, pero no te preocupes, ni que estuviéramos al costado de un río o algo así. Esa huevada sí fue horrible, en verdad no recuerdo haber estado tan mal, pero de pronto recuerdo haberme puesto a hablar solo de gente perdida y un instante después estuve ahí, con los pies todos mojados, así que debe hacer sido… Bueno, el río. Pero creo que ya dije eso. No importa. Igual, ni que fuera uno de esos en cuyo juicio no puedes confiar. Tú me conoces, no diría huevadas por gusto. No soy estúpido. Aunque creo que todavía no nos hemos presentado. Qué extraño. ¿Hemos estado hablando sin nombres tanto rato? Puta, será. Bienvenido a mi cuarto. Bueno, no es el mío, pero si me han encerrado acá, imagino que eso me da la potestad de reclamarlo, ¿no crees?


Y yo sé que parece que te estoy diciendo puras huevadas, pero te juro que no es así. Sería increíblemente impropio de mi persona no ser elocuente y elegir mis palabras con cuidado no sé, yo hablo siempre muy bonito. Aunque puede ser que esté algo descarriado. Pero solo un poco. Si me conocieras, me entenderías. Tal vez un poco más tarde será. Todavía son la una. Ni cuando tengo clases me despierto tan temprano. No sé, en verdad, ¿Cómo a las doce? No, no tengo clases en la mañana. O sea, sí hay, pero no voy. Creo que, a nuestra edad, uno ya ha alcanzado la edad requerida para poder elegir cuando ir a clases se sostiene, y cuando no. Es un asunto de madurez intelectual, de libertad y autonomía. No es como si todavía estuviera en el colegio y tuviera un horario fijo, ¿entiendes? Asumo que sí o sea… ¿Tú si vas a todo? Imagino que en tu carrera es diferente. O sea, en la mía lo más importante es el trabajo individual, ¿entiendes? O sea, tengo que leer un montón por mi cuenta, y prefiero hacerlo por mi cuenta que en un grupo de gente. La mayoría de veces terminan haciendo preguntas de lo más estúpidas. Ella siempre decía eso. No, no estoy tan hecho mierda como para hablar de esas huevadas. Ni que fuera un romántico trillado que empieza a recordar su pasado perdido después de un par de shots. Hay que ser.


No sé, tal vez siete. U ocho. No voy a admitir a más, o vas a decir que estuvo bien que me enceraran acá. Y eso, en verdad, fue una estupidez. La gente es demasiado estúpida, carajo. Bueno, a veces. Pero sí es verdad que hacen preguntas tontas en clases. Yo podría haberlas respondido todas. No estoy siendo arrogante o estresante, genuinamente hubiera podido, y no tengo que ser el siguiente gran filósofo para ser capaz. ¿En la tarde es diferente? No, es lo mismo. O sea, creo. Imagino que sigue siendo así. Todavía podría. Apenas me ponga a leer de nuevo, voy a poder. Uno de estos días.


En verdad no entiendo por qué no me dejas chupar un poco más. Es Halloween, se supone que me emborrache, y todavía estoy bien. Pucha, si supieras cuánto tomo normalmente, te darías cuenta.


¿Desde siempre? No, desde hace unos meses recién. Porque solo entonces puedo hablarle a extraños (como tú), pero ya debes haber notado que me voy poniendo más elocuente conforme voy tomando. Yo sé que suena increíblemente a una de esas series para chibolos de trece años sobre adolescentes que se juran bien chéveres pero en realidad no son nadie, pero no es así. Es chévere nomás. Y… en verdad, no sé por qué me sigues cuestionando, ni que nos conociéramos y fuéramos amigos. Ya, ya, tranquilo. Ni que te hubiera atacado tampoco. En verdad, no me soportarías cuando realmente me pongo “raro”…. Que susceptible que eres. ¿Raro? No sabía que me pasaría a mí, había escuchado que algunos borrachos se ponen así, pero no me veía como ese tipo de carácter. Pero es solo cuando ya es, así, demasiado… ¿por qué me dirías eso? ¿Me estas atacando, carajo? No pues, no fue “solo una pregunta”, me estás tratando de pobre chibolo alcohólico conchetumare. Sí pues, me pongo “raro” (tremenda taradés de término, ya que estamos en ello), porque la gente es una mierda y se mete conmigo. Como tú. Pero no te voy a pegar, no pongas tu cara de nenita. No me vengas, yo sé cómo se ponen el resto de imbéciles cuando me rareo. Me tienen un terror…


Tú pareces diferente a ellos, al menos. No sé si no eres normal, pero de todas formas no eres estúpido. ¿Qué cómo sé? Bueno, me estás escuchando, ¿no? No como los hijos de perra que me encerraron acá, no me escuchan. Puta, ni quisiera decirles normales, es un halago para esa gente. La palabra viene etimológicamente del latín, significa… puta, ni que te fuera a importar. De todas formas, incluso yo tengo que inclinarme a las convenciones del vulgo y utilizar las palabras como sea que ellos las hayan adulterado. Hijos de puta. En verdad ya sé que a nadie le va a importar si le digo todo esto, no entiendo por qué mierda la gente no me escucha cuando digo cosas, me llega tanto. Son unos estúpidos, Y me encierran porque tienen miedo de que se los muestre en apenas un par segundos. Dicen que no quieren que les pegue, pero esas son excusas no más. O sea, sí lo haría, pero por motivos que tendrían sentido. Yo soy inteligente, no haría cosas que no se sostengan ni actuaría sin pensar. Eso lo hace la gente normal. Yo no soy normal, porque no soy estúpido.


Seguramente me tienen aquí porque les doy miedo, ¿sabes? Le tienen miedo a confrontarse a su propia estupidez. La Negación, la Caverna. La angustia de Satanás en la confrontación con el verdadero Ser como desesperado, o finito. El odio a la verdad, a la confrontación con el Uno mismo (con mayúscula, definitivamente). En filo siempre hablábamos de eso. Es inevitable que la gente termine llegándote al pincho después de todo eso, y con razón. Y te das cuenta de que todo el mundo es igual de normal, sea en la Facultad de Filo o en cualquier otro lugar. Definitivamente en una juerga de Halloween. Todos son tan “normales”, creen que solo se ponen disfraces hoy día, o se sienten especiales por tener el mejor de todos, cómo si eso fuera algo bueno. Es aburrido existir en un mundo de “normales” tan solo.


O sea, si me pasas el abrebotellas, te diré que antes no era tan insoportablemente agotador y tortuoso existir aquí. Ya, dame, ya no jodas. Falta todavía. Definitivamente no eres normal, sino estarías afuera celebrando con la gente. No mires a otro lado. Qué tonto. Pero bueno, el punto es que la normalidad no fue siempre tan extraordinariamente matadora como ahora. Puta, creo que me voy a ir full after-school-special… No creo que haya chupado lo suficiente. Pero me imagino que todo ese drama ya no importa como para estar sin hablar de ello, como si fuera un secreto o algo especial. No, no era normal. O sea, creo que después se volvió normal y por eso me fui, pero ya no podría decir que pasó ahí, realmente. O tal vez me hizo no estúpido, y tal vez yo era antes normal y mundano, la clase de persona que los que me encerraron son, o creen que soy. No, no, no te puedes ir todavía, no he terminado. En el espíritu de la celebración, te puedo contar algo aterrador: Ya no recuerdo su rostro. Alguien me dijo que tenía los ojos todos separados, como si fuera una cebra Pero a mí siempre me pareció que veían más allá de mí. Brillaban cuando decía algo inteligente o especial. Y yo los seguía, marcaba el camino a dejar de ser normal. O siquiera a notarlo. No creo que haya sido normal, en tal caso. ¿Entonces…? ¿Puede alguien que ha visto el mundo de verdad, volver a ser normal? ¿Puede volver a entenderlo de una manera simplista y mundana, como si nada hubiera pasado? ¿Se puede perder uno de una forma tan horrible? Tal vez si se quiere, tal vez hay gente para la que la inteligencia es demasiado con lo que vivir, y se vuelve más una carga que aprender a soportar que la luz de la existencia, que te hace mejor o hasta te alza por encima del resto. Te tortura y te deja como un perro tirado al costado del camino, ahullándole a algún auto para que lo recoja. Pero, ¿qué es el resto, siquiera? Yo sé que nosotros no éramos parte del Resto. Estoy seguro. Al menos cuando nos conocimos. No sé al final, pero querría pensar que no. A pesar de que no sepa qué le pasó después. ¿Sabes dónde está? Imagino que te imaginas a quién me refiero. Tal vez podrías contármelo, porque ya ni lo recuerdo. Te diría que es porque no tengo tiempo ni espacio en la cabeza para pensar en romances perdidos, o los que sea que eso haya sido, pero…Pensar me da dolor de cabeza estos días.

Igual, todo eso son Normalidades. No sé si el hecho de que algo suene normal es suficiente requisito para que sea considerable como tal, pero cerrado es una buena señal de que lo es. En Filosofía del Lenguaje aprendimos que…


Honestamente ya no me acuerdo. Con algo de suerte no fue demasiado importante. Cuando lea va a regresar.


Entonces, ¿está bien? Debe haberse vuelto Normal, entonces. No me vengas a cuestionar estas cosas. Ni que tú te hubieras siquiera acercado a esbozar la mínima aproximación a estos temas complejos. Normal de mierda. Vete no más, deja las botellas. No la hago seguir conversando contigo. Ni que fueras el primero o el más interesante de todos.


***


-Sí, imagino, pero, por qué lo encerraron en mi cuarto. No sé. Imagino que me dio pena. ¿Cómo se llamaba? Nunca llegó a decirme. Solo sé que estábamos usando el mismo disfraz.



44 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page